jueves, 7 de marzo de 2013

EMBARAZO: LA CONTIENDA ENTRE LA MADRE Y EL FETO.



“ A la mujer le dijo: Multiplicaré los dolores de tu preñez, parirás a tus hijos con

dolor...” Gn3,16. 


La eterna batalla entre un hijo y sus padres es un hecho tan conocido por el mundo como que
el gato maúlla o el perro ladra; lo que sin embargo  no todos sabemos  es que el conflicto  comienza antes de
lo que imaginamos, antes de que el niño pueda ver o hablar con sus padres, y es que las “discusiones” ya están presentes durante el desarrollo embrionario. 












Esta curiosa teoría, recogida en el artículo Genetic Conflicting Human Pregnancy, fue elaborada por el biólogo evolucionista David Haig y supuso una novedosa forma de ver el embarazo en un tiempo en  el que para muchos biólogos era entendido como un proceso armónico en el que la madre y  el feto tienen intereses comunes. Haig rompe con esta concepción y describe el embarazo como un conflicto de intereses, un proceso determinado bajo la tendencia biológica de la selección  natural en la que las  interrelaciones  entre los seres vivos implican grados variables de competencias y egoísmos, los cuales conducen a víctimas y villanos.
De este modo el feto sería entendido como el motor de su propio destino, exigiendo a la madre todo lo necesario para su completo desarrollo, sin importar sus repercusiones sobre esta; mientras que la madre contraatacaría reduciendo los suministros con el fin de no poner en peligro su supervivencia.
 Esta divergencia en los intereses de ambos organismos es lo que, para el autor, se conoce bajo el nombre de conflicto madre‐embrión y supone un tira y afloja con una importante base genética:
la impronta genómica o impriting. 

La impronta genómica, supone una transgresión de las leyes de Mendel según las cuales los genes heredados del padre y de la madre contribuirían de  manera equitativa al genoma del descendiente, lo que implicaría que la procedencia de los genes  sería indiferente. Sin embargo los mamíferos, se escapan a este principio debido a la existencia de al menos 100 genes en los que solamente se expresa el alelo del gen derivado del gameto  masculino o el del gameto femenino, debido a la metilación del DNA durante  la gametogénesis.


De este modo, la impronta puede ser entendida como una estrategia armamentística, en donde cada uno de los contendientes arma al embrión para así poder alcanzar su objetivo. El padre “armaría” al futuro embrión
al contribuir con genes como Igf2,  Plag1 o Peg3 cuya expresión mejoraría el crecimiento fetal   y  placentario, consiguiendo que los genes paternos tengan una buena oportunidad de sobrevivir y de ser transmitidos. La madre sin embargo contraatacaría con la expresión de genes como Igf2r o Grab que restringirían el crecimiento permitiendo la dispersión de los recursos en todas sus crías y de esta forma evitar el crecimiento excesivo  de cualquiera de los embriones. El crecimiento normal del feto es portanto, el resultado del balance de las estrategias opuestas basadas en la expresión monoalélica de genes paternos  y maternos. 

La importancia de los genes maternos y paternos dentro del desarrollo embrionario se puso
de manifiesto por medio de experimentos con ratones en los que se consiguieron, tras la manipulación, embriones androgénicos(dos genomas paternos) y ginogénicos(dos genomas maternos),que pese  a tener una dotación diploide, poseían un desarrollo anormal. Losembriones androgénicos poseían un gran desarrollo de los tejidos extraembrionarios (placenta y saco vitelino),justo lo contrario lo que sucedía en los ginogénicos.

 Estos resultados demostraron que ambos genomas son necesarios para el desarrollo normal del embrión y la placenta, pese a que sus contribuciones puedan considerarse como “antagónicas”, quedando latente el carácter conflictivo del desarrollo embrionario. 



Para saber más:



• Haig D. Genetic conflicts in human pregnancy. Q Rev Biol 1993; 68: 495 ­‐ 532

•Vasco G.C, Gil Villa AM, Piedrahita Ochoa C, Cardona Maya W, Cadavid Jaramillo A.  Influencia de la impronta genómica masculina en lareproducción. Actas urológicas españolas noviembre/diciembre2008.





Andrés Tabernilla García.




1 comentario:

  1. Andrés, és o meu heroe! Aínda que non fagas xa máis nada no curso, Horacio habería de darche matrícula, pero se cadra aínda non se decatou do que ten diante do seu nariz (claro, é tan grande que todo quédalle demasiado lonxe). Parabéns!

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